Marta Pérez

Mi oasis de calma. Descubrí el yoga como resultado de la búsqueda de una “medicina” para encontrar paz, para mi tranquilidad menta. La vida sigue siendo la misma, pero la práctica de este ejercicio para la mente y el cuerpo me permiten abstraerme de mi realidad, o al menos ponerla en perspectiva, para que la misma no me consuma. 

No sé cómo habría sido probar en otro sitio, solo sé que con Isa sentí una conexión que me hizo seguir viniendo, su voz guiando las posturas relajan, el ambiente de la clase, con el blanco predominante, solo roto por las lámparas rosadas, el olor a incienso, cuando no los aceites que usa al final de una clase, la música de fondo… Todo ello te hace entrar en ese oasis de paz en el que parece que uno esta desconectado de lo que ocurre de puertas para afuera, donde desaparecen los problemas. 

Una vez casi llego tarde a clase, después de estar en tráfico, recuerdo entrar con prisa y ansiosa. Isa me dijo: “no Marta, aquí no, aquí… tranquila…” Y es que eso es este centro para mí: no nervios, no ansiedad, solo tranquilidad. Y mientras, fuera de estas puertas la vida sigue igual. Yo no, ya no. Poco a poco, esta paz de la que hablo no la encuentro solo en el centro, también en mí. Y ese descubrimiento se lo debo al yoga y en especial a Isa. Gracias por descubrirme lo que no sabía que existía.

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