Practicar yoga observando la motivación de tus acciones

Practicar yoga observando la motivación de tus acciones

Una vez leí que enseñar yoga transformará tu vida.

Enseñar yoga devuelve constantemente mis motivaciones iniciales para practicar y añadir una claridad abundante a las primeras preguntas que me hice sobre el yoga. Preguntas cuyas respuestas han ido cambiando con el transcurso de mi vida: ¿quién soy?, ¿qué me hace feliz y equilibrada?, ¿cómo puedo hacer que las cosas se vuelvan más fáciles y firmes en mi vida?.

Recordando éstas palabras, hoy me doy cuenta que sin duda es una profesión que me ha hecho evolucionar, y que esa evolución la veo también en aquellas personas que vienen con una motivación y en el camino se encuentran con que no sólo acuden a las clases de yoga para huir del ritmo de vida de la sociedad actual, tratando de reducir el estrés, sino que a través del trabajo del cuerpo físico comienzan a escuchar su interior equilibrándose y conectando con la esencia de la sensación de bienestar general.

Cada práctica personal, cada clase que ofrezco, es una oportunidad para seguir aprendiendo. Aprendiendo sobre mí y sobretodo sintiendo como si todo comenzara de nuevo.

La enseñanza y la práctica del yoga emergen de diferentes culturas. Conectar con esa influencia me hace ser más consciente de por qué hago lo que hago y cuánto me gusta hacerlo. Es una profesión que se ha convertido en mi estilo de vida, en la que estoy continuamente indagando, estudiando, aprendiendo… 

Una clase de yoga se puede enfocar de diferentes maneras. Según el estilo, los niveles, el estado de ánimo de la profesora/el profesor; puedes incluir posturas relacionadas con la estación del año en la que te encuentras, incluso centrarte en alguna parte del cuerpo concreta. Las clases a las que como alumna he acudido en diferentes partes del mundo, me han enseñado que no depende  de un solo factor (generalmente el físico) para conectar con lo que una práctica de yoga significa. En mis clases me gusta incluir ejercicios de respiración llamados pranayamas y  una meditación. Pero… ¿por qué meditar?

Aunque el estado meditativo es una actitud, las técnicas meditativas nos ayudan a conseguir esa actitud. De forma que aumenta nuestra capacidad de concentración, nuestra creatividad y así poder gestionar mejor el estrés y la ansiedad. No es necesario ser un experto o llevar muchos años meditando, con sentarte unos minutos al día y prestarle atención completa a tu respiración ya estás meditando. Meditar en movimiento es mucho más sencillo de lo que nos creemos: presta atención plena a cada paso que das y, en cada paso, añádele a esa atención el ser consciente de tu respiración, y… voilà! Sin darte cuenta estás meditando!

En los Yoga Sutras de Patanjali se refleja que una vez que empiezas a identificar tus klesha (obstáculos personales) por medio de una práctica de yoga consciente, serás capaz de fijarte mejores propósitos y resetear tu senda kármica. 

El Yoga Sutra 2.12 dice “Los obstáculos (kleshas) son terreno fértil para las tendencias que dan origen a acciones y a consecuencias (karma) de ellas. Dichos obstáculos se experimentan como obstáculos visibles e invisibles” 

Este Sutra nos invita a prestar atención a los klesha que perfilan nuestros propósitos, y por consiguiente nuestro karma.

Yoga es un arte y cada persona que lo practica se convierte en un artista que experimenta con las sensaciones que nos ofrece cada práctica. Expresamos el arte a través de nuestro cuerpo y nuestra mente, así como los músicos lo hacen a través de un instrumento.

Isabel L. Fabre | 1 marzo 2023

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *